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Por fin llegó la primavera

El viernes 8 de mayo decidí visitar a mi recién descubierto peluquero de Cabello R, para darle un aire renovado y más pomposo a mi peluca. Utilicé transporte público. Podría haber ido en mi coche, pero me apetecía disfrutar del paisaje y del ambiente a mi alrededor.

Éstas fueron las cosas que obsevé, que me pasaron y que curiosamente, pues no tienen nada de especial, me hicieron sentir feliz.

Cuando iba en mi primer trayecto en el metro, una señora se quedó mirando mis zapatos, unas sandalias seminuevas muy primaverales de tela vaquera, estampado de flores y tacón de cuña. Yo pensé ¡qué descarada! como lo hice con Isabel, la chica que conocí en mi segundo ciclo que no le quitaba ojo a mi peluca. Entonces nos miramos y me dijo ¡Qué zapatos más bonitos y más originales! Sonreí y empezamos a charlar. Por supuesto no le dije que me estaban matando pues desde el primer día me oprimen los juanetes y apenas me los pongo.

Después ayudé a una jovencísima mamá marroquí con el carrito de su bebé a bajar una interminable fila de escaleras para encontrarme a continuación, una vez dentro del vagón, con un grupo de chicos y chicas, que parecían formar parte de un equipo de rugby a juzgar por su estatura y musculosos cuerpos. Se lo estaban pasando pipa soltando una gracia tras otra y contagiando con sus carcajadas a todos los viajeros del vagón, cuyas reacciones variaban. Unos sonreían disimuladamente,como si no la cosa no fuera con ellos; otros, como yo, no nos cortamos y procuramos no perder detalle para disfrutar del momento. Un poco brutos sí que eran.

Y llegué a mi destino. Enrique, como si me conociera de toda la vida, me saludó y me dijo que tenía que esperar. "No importa, no tengo prisa (si en realidad estoy aquí para cotillear)"
Saqué mi libro y fingí que leía. ¡Cómo iba a hacerlo! Estaba rodeada de marujas como en cualquier otra peluquería. Una de ellas descubrió al llegar que esos pelitos que le sobraban del flequillo y que quería por tanto que le recortaran, estaban allí porque llevaba un mes colocándose la peluca del revés y encima una de las trabajadoras al enterarse muy dulce e ingenuamente dijo ¡Ah sí! ¡qué la llevabas al revés! Pues te quedaba muy bien.

Después llegó mi turno y con él los halagos de Enrique, el cual no daba crédito cuando se enteró de que tenía dos hijas y que una de ellas haría la primera comunión en quince días. "Pero si parece que tienes veinte años. Te lo juro" Por supuesto, le dije que se había pasado, pero no hubo forma de que rectificara. Definitivamente, ha perdido credibilidad.

Finalmente, antes de volver, me di una vuelta por Madrid. La plaza de Santa Ana rebosaba de gente, los turistas en fila arrastraban sus maletas sin perder de vista su alrededor, los árboles en flor, el reflejo de la luz en los edificios, las distintas lenguas mezclándose en el aire ... Y paré en la Mallorquina para comprar unas napolitanas y una trufa de chocolate para Chiqui e intentar enmendar con ello la bronca que le eché la noche anterior por comerse una barra de pan casi él solito. Le di 50 céntimos al pobre hombre que me ayudó a abrir la puerta al salir como si con ello fuera a arreglar el mundo y emprendí mi vuelta a casa.

Ésta fue mi aventura por Madrid. Una jornada, que en principio no tenía por qué ser especial. Soy consciente de que he sido yo quien la ha dotado de algo mágico. Sólo espero que cuando el tratamiento acabe pueda olvidarme de todo lo malo pero no de esta capacidad de sentir lo cotidiano como algo simplemente maravilloso.

Ya queda menos. Besos,

Marisol

8 comentarios:

Chiqui dijo...

Intentaré comerme hoy la trufa y por supuesto no fue una barra sino un trocito de nada, lo que pasa es que eres muy exagerada.
Un beso Chiqui

Anónimo dijo...

Hola Marisol:
Mucho ánimo y que todo mi cariño te lo pueda transformar en fuerza para tí.

Muchísimos besos, adelante ya queda poco.

Parry dijo...

Sin duda una nueva perspectiva de las cosas que te rodean, una vez pases todo esto, que lo pasaras, intenta conservar eso, ya que con el tiempo todos vamos perdiendo esa perspectiva, mi padre hace tiempo que "A SU MANERA" dice lo mismo.
Y lo de Chiqui no es perspectiva, es medida, que la debió perder hace ya tiempo.

Besos.
P.D. joer me piro que sino pierdo el avión otra vez.

Anónimo dijo...

¡Cómo me alegra leer comentarios procedentes del bando masculino y más viniendo de ti con el día que debiste tener ayer!
Afortunadamente, ya sé que no perdiste el avión por segunda vez y que seguramente estarás bastante estresado descifrando mensajes en inglés, pero en la medida que puedas, disfruta de tu estancia allí, no te olvides de esa nueva perspectiva.
Cuando hables con tu padre dale ánimos de mi parte. Seguro que todo irá bien.
¡Ah! y no tardes mucho en volver porque un día de estos verás a Guille con un solo carrillo. El otro me lo habré comido yo en un ataque de locura. ¡Está precioso!

Un beso, Marisol

Anónimo dijo...

Bueno, mi querido tulipán, leyendo tus últimas entradas me he dado cuenta de lo abandonada que te he tenido últimamente. Pero sé que sabes que solo ha sido un abandono cibernético porque no hay día que pase que no piense en ti.
Esta última crónica que cuentas de Madrid me ha gustado especialmente porque comparto contigo el gusto por lo cotidiano y una de mis pasiones es hacer turismo camuflado por Madrid, así llamo yo a la gozosa actividad de convertir lo que podría ser una rutina previsible en algo extraordinario.
La pena es no haber podido acompañarte, no sabes la rabia que me dio. ¡Para una vez que te pasas por mi barrio! Ya sabes que para la próxima aventura, te espero. Esté vinculada o no a tu tratamiento.

No puedo creerme que mañana sea tu último ciclo.
Va a ser un gustazo hacer un soberano corte de manga a los jueves chungos (y sus réplicas que tan plomiza e infeliz te han dejado en ocasiones) y empezar a brindar contigo por la reconquista de tu normalidad, de tu rutina, de tu vida cotidiana, con sus miserias incluidas y todo lo demás.

Es un orgullo conocerte, y una suerte el haber podido compartir contigo esta ventana bloggera. Nos has regalado como una rendija por la que asomarnos de vez en cuando, has reducido distancias, y eso ha reducido, en mi caso al menos, el grado de ansiedad que tu situación provocaba en mí.

Un beso fuerte, fuerte,
Ana

Anónimo dijo...

14 de Mayo.Por fin ha llegado la última sesión. Ya empiezas a despertar de esta pesadilla. Resiste como lo has hecho hasta ahora. Ese puñetero veneno que te meten te revuelve por dentro, pero por fuera estás más bonita que nunca.
Eres el orgullo de todos los que te queremos.
(y también Chiqui).

Un beso

Mar

Anónimo dijo...

Bueno, bueno.. está claro que no hay mal que cien años dure. Se acabó, es el último.
Te deseo que estos próximos días no sean para tí tan agotadores, si te sientes mal piensa que es la última vez que te vas a sentir así, que ya has matado al enemigo y que estás saliendo de esta!
Ejemplar tu manera de llevarlo, estoy muy impresionada, eres muy fuerte y una gran persona.
Muchos, muchos besos de mi parte y de la de Jose también, un beso de vaca de parte de Martín y una sonrisota de medio lado y muuuchas babas de parte de Guille.
Rosa

Anónimo dijo...

Hola bichita, enhorabuena por muchas cosas, principalmente por decirle adios a esta etapa. Me ha encantado tú crónica por este Madrid, y tu visión de todo lo que veías en ese camino. Eres un ejemplo de vitalidad y superación para todos.
Ah, y que sepas que estoy de acuerdo con tú peluquero, (lo digo por la edad) te lo dice una que recientemente a cambiado de cifra.

Muchos besos eres la mejor.
Susana.

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